III

Extraño tus manos, tus dedos en los pliegues humedecidos de mi piel.
Ahnelo tu boca respirando gemidos dentro de la oralidad de mi sexo.
Me estremezco al pensar en la aspereza de tu barba merodeando mi centro de placer.
Necesito con urgencia la calidez de tu lengua degustándome, tu lengua caliente, mojada.